Cuentan que, un año,
la oveja Teresa
se asustó al oír algo
y huyó del rebaño…
Ocurrió que
Perico el pastor
tenía visita, aquel día,
de su nieto Matías.
Fueron los dos a pastar
y, a las tres del mediodía,
el abuelo Perico quiso
que parasen a descansar.
Y en el alto del camino,
Perico contó un secreto
a su nieto, para que
la siesta pudiese tomar.
Mira, pequeño,
un remedio muy viejo
y también eficaz,
es contar ovejitas
hasta no poder más.
Primero cae una;
luego la otra,
y así todas las demás.
Cuentan que un año
la oveja Teresa
se asustó al oír algo
a la hora de la siesta…
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